La turba proviene de fuentes antiguas de plantas parcialmente descompuestas, principalmente el musgo Sphagnum. La probabilidad de presencia de patógenos vegetales en la turba es extremadamente baja. En la turba conviven de forma natural numerosos microorganismos que ayudan a movilizar los nutrientes en el sustrato y tienen efectos nutricionales positivos en las plantas.
Su estructura ofrece gran capacidad de retención de agua y espacio poroso elevado que permite una buena circulación del aire y fácil extracción del agua por parte de las raíces. Su aporte nutricional es bajo, por lo que suele mezclarse con sustratos ricos en nutrientes como el humus o el compost.
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